Esta ponencia utiliza la retrospectiva de Pablo Picasso organizada en la segunda Bienal de São Paulo de 1953-1954 (que incluyó el Guernica) como lente a través de la cual analizar la elaboración por parte de los artistas y críticos del Brasil de la Guerra Fría de nuevas políticas estéticas y su distanciamiento de los anteriores debates locales e internacionales sobre abstracción y realismo. Las atribuciones de significado a la obra de Picasso realizadas durante la bienal por personas procedentes de un amplio espectro de alineaciones comunistas y anticomunistas evitaron las fáciles delimitaciones partidistas y estéticas, revelando variados intentos de reconciliar el marxismo y el formalismo y un esfuerzo conjunto por dilucidar la posición de lo local en el modernismo.